Más que nada, un calambre es un indicador del músculo que te advierte que se puede producir una lesión en el mismo, esto quiere decir que si continuamos exigiendo el músculo luego de presenciar un calambre, es muy probable que luego el músculo termine lesionado.
El primer punto para evitar calambres es el correcto calentamiento de los músculos. Siempre se debe calentar.
El segundo punto es elongar correctamente los músculos antes y después de la actividad a desempeñar.
El tercer punto es una buena alimentación en la cual se debe prestar atención a incluir potasio y magnesio. Un consejo sería por ejemplo, comer una manzana y una banana en algún momento del día (mejor si es poco antes, durante o poco después de la actividad, y no 5 horas después), ya que ambas cubrirían esa demanda de potasio y magnesio. Por supuesto que muchas verduras, hortalizas y frutas tienen ambos elementos. Estos elementos ayudarán a prevenir los calambres.
Recuerda seguir estos tres consejos y probablemente no tendrás más calambres. En el caso de que persistan, tal vez necesites un complemento vitamínico o de sales minerales.
Cabe aclarar que por más que tu cuerpo esté bien alimentado, si haces las cosas mal, te lesionarás. Por ejemplo, comenzar a entrenar en un gimnasio levantando pesas sin haber calentado ese grupo muscular, hará que tarde o temprano termines lesionado.
La clave está en hacer las cosas bien y cuidar tu cuerpo, si te cuidas y no sobre exiges tu cuerpo, no tendrás calambres ni lesiones.